El ocio era una de las instancias mas apetecidas por los griegos de la antiguedad. Garcias a ello se desarrollaron fórmulas, ideas y pensamientos que han trasendido. Hay una infinidad de cosas que se puede hacer con el ocio... Hoy en dia esta actividad está muy mal mirada, pero sea como sea, creé este blog no para pasar a la historia de la humanidad, sino para poder saciar todos aquellos momentos que me llenan, para poder saciar mi ocio...

4.6.08

El tiempo no para

El cigarro se encendió cuando todo comenzó así…

Desperté con unos gritos que no eran nuevos en lo absoluto. –Los marihuaneros están peleando otra vez- pensé. Cerré los ojos para poder continuar con mi sueño, pues el trabajo a esta altura de mi vida se hace cuesta arriba cada vez, y sin un buen descanso se hace imposible hacer frente a dicho empleo que consume cada gota de mi esfuerzo, cada hora de mi rutina. Entretanto el alboroto y los gritos seguían, por lo que me pude percatar gracias a los años de experiencia en estas viviendas, que no se trataba simplemente de una pelea común, sino que había llegado carabineros o los de civil a tomar presos a los marihuaneros, y a los cabros que llegaban a comprar donde la tía Mirta. La copucha y la curiosidad antes podían mas, pero a esta altura de mi vida, ya no valía la pena levantarme a mirar como sucedía lo mismo de siempre. - ¿Para qué?- pensé, y me di otra vuelta para lograr de una vez por todas dormir.
Sonó el despertador. Si mis cálculos no fallan deben haber pasado unas cuatro horas desde el griterío hasta que ya me debía levantar para esta nueva jornada de rutina que empezaba sagradamente con el maravilloso chicharreo de la radio-reloj; era una suerte de semáforo que está programado para cambiar el destino del tránsito y su velocidad, pero por un acto netamente sincronizado y calculado día a día, o sea, rutinario. -¿Quién será a esta hora? Algo le debe haber pasado a mi mami- fue lo primero que sostuve cuando sonó el teléfono camino a la ducha. Rápidamente levanté el auricular.
Nunca entendí por qué no me levanté a mirar por la ventana anoche, pero si pude entender que la calidad de vida y el trabajo de muchos de los que vivimos en el block es esclavizante, y gracias a todas esas horas de rutina fuera de mi hogar, mi hijo único ya no dormirá, al menos por lo que dure el juicio, en su cama.

El cigarro hace mucho se terminó, no me queda mas que enviar esto y dormir.